martes, 18 de agosto de 2009

"Corazón limpio y puro"




Sabines, el eterno enamorado del ser terrenal, de los sentidos,del erotismo, de la necesidad de colmarse del otro, del amor, pero no solo como una necesidad vital sino como una necesidad de reconocimiento y significación. Desde la ausencia, que lo lleva a advertir el sentido del tiempo, hasta las lágrimas –producto del dolor y de la desolación- en donde los limites nos van marcando la relación íntima-afectiva que se va modificando ... el amor apoyado en los sentidos,en la necesdad del otro.

Según Oscar Wong " En ocasiones la ausencia del amor lo lleva a imprecar, pues Sabines sabe de manera contundente que el desamor lo acerca a la muerte, a las situaciones límites: el vacío existencial. El amor para Sabines es una afirmación-confirmación de su existencia. La mujer es, prácticamente, un seguro de vida. Por ella –y todo lo que significa: sexo, reconocimiento de la virilidad, profundidad de su visión enlazada a la muerte y a la divinidad-, la vida en suma, existe el otro día; por la mujer existe un nuevo amanecer. La totalidad del amor lleva a la simplificación del sentimiento, clarificado como simpleza por el autor. El grito amoroso lleva el deseo vehemente de guardar silencio y, finalmente, la fortaleza del Amor lo lleva a estar más desvalido ante nadie. El amor es darse. Justamente en esta serie de contradicciones se establece el equilibrio del mundo, el misterio de la existencia.

Pero frente a la transitoriedad de las cosas, el anhelo de inmortalidad del hombre. Y acaso con ello se resume la tesis central de Unamuno, el sentimiento trágico de la vida que prevalece en cada uno de los seres humanos. Sentimiento que, de hecho, también persiste en la obra poética de Sabines. Vida y muerte: temas recurrentes que en este autor expresados de manera rotunda. Temas que, curiosamente, no se encuentran en oposición, sino que por el contrario se complementan de manera admirable. Se agrega el amor –el sentido erótico de las cosas- y, como núcleo subyacente, Dios. Los matices son variados y variables. Desde el tono sosegado de Horal hasta la imprecación y desgarramiento.

Pero por sobre todas las cosas, el tema único de este poeta es la existencia y su transitoriedad. El hombre y la vida, o la vida del hombre, vista desde su propia perspectiva limitada: El temor a la desaparición física –la angustia existencial-"

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